8 DE SEPTIEMBRE

No hay palabras para describir lo vivido en la puerta de nuestra Casa Hermandad la noche del pasado 8 de Septiembre con motivo de la visita de Nuestra Madre y Patrona María Santísima de Setefilla.

La tarde empezó con el engalanado de la fachada de la Casa Hermandad: flores, colgaduras y un pequeño altar con nuestro Niño Jesús ataviado con pañuelo y medalla como manda la tradición setefillana.


Quisimos colgar, como centro del altar, el cuadro que la Hermandad Mayor de Nuestra Señora de Setefilla nos regaló este año con motivo de nuestro Cincuentenario.

Numerosas personas se congregaron en las inmediaciones para seguir desde allí el paso de Nuestra Patrona.

Pero el momento cumbre estaba por llegar. La Virgen de Setefilla se acercaba por la calle San Fernando lenta, portada a hombros por sus hijos, bendiciendo a cada familia que desde puertas y balcones la admiraban y vitoreaban. Y llegó a nuestra puerta… y se volvió a mirarnos a la cara… y casi quiso entrar en nuestra casa que es la suya. Entonces se le hizo entrega de un ramo de flores y se le cantó la Salve a la vez que desde el balcón, por no decir desde el cielo, una lluvia de pétalos caía derramada por las manos inocentes de los más pequeños de nuestra Hermandad.

Momentos así hay que vivirlos y son de los que jamás se olvidarán en la vida. Tus hijos del Santo Entierro esta noche todos lucían en su pecho la medalla "cofrade" con los colores celeste y blanco y la imagen de Tu preciosa cara como símbolo de que Tú eres y serás siempre nuestra Abogada y Fiel Protectora.


Madre de Setefilla, ¡gracias por venir a vernos y bendecirnos con tu gracia y amparo en este año en el que celebramos el cincuenta aniversario de nuestra fundación!


¡Viva María Santísima!

¡Viva el Orgullo de Lora!

¡Viva la Madre de Dios!