DIACONO ANTONIO GUERRA MILLA


El domingo día 13 de septiembre de 2009 en la Santa Iglesia Catedral de Sevilla nuestro hermano Antonio Guerra Milla recibió el primer grado del sacramento del Orden Sacerdotal. Es decir, fue nombrado diácono por la imposición de las manos de S.E.R. el Cardenal Arzobispo de Sevilla Fray Carlos Amigo Vallejo.

Corresponde al diácono, entre otras cosas, asistir al Obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad.

El Evangelio del domingo 13 de septiembre (XXIV del Tiempo Ordinario) es el de Marcos 8, 27-35, que en palabras de Nuestro Señor Yacente le recordaba a Antonio que: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará”.

La ceremonia del domingo tuvo su emocionada continuación para nuestro hermano el lunes 14 en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción cuando Antonio acudió por vez primera a la Parroquia que lo ha visto crecer espiritualmente a la misa de las ocho de la noche como nuevo Diácono con su estola cruzada para poder proclamar el Santo Evangelio.

Desde la Junta de Gobierno de la Hermandad, a la que Antonio ha pertenecido durante muchos años, y a la cual lógicamente sigue vinculado, no nos queda más que felicitarlo y animarlo en el difícil camino que ha escogido siguiendo a Cristo, el que fue primer servidor de todos, pues eso significa la palabra diácono. Al finalizar la Eucaristía, Antonio recibió de manos de nuestro Teniente hermano Mayor un recuerdo de su nombramiento consistente en un cuadro con la primera fotografía que se le hizo a María Santísima de las Angustias enmarcada en un cuadro que contenía tres clavos de la Virgen que le han sido retirados en su reciente restauración.
Hermano Antonio, que María Santísima de las Angustias y Nuestro Señor Yacente te guíen y amparen siempre por tu nueva senda.